Setas de Sevilla tardó cuatro años en tomar forma, pero la espera mereció la pena. Es la estructura de madera más grande del mundo, una impresionante construcción en mitad de la plaza de la Encarnación de Sevilla, hecha principalmente de madera, y elegida como el proyecto ganador por el Ayuntamiento de Sevilla para la rehabilitación de una zona en el olvido.
El diseño, anteriormente conocido como Mirador Parasol, fue un reto arriesgado del arquitecto berlinés Jürgen Mayer, quien decidió apostar por la madera como elemento de fusión en una obra escultórica que desafía sus propios límites. Con casi 30 metros de altura, 150 de longitud y 70 metros de ancho, la aspiración era crear un entorno moderno en un barrio tradicional.
El uso principal de la madera, que se sustenta gracias a dos bloques de hormigón, dinamiza un ambiente emblemático de Sevilla. Un material arriesgado para este tipo de construcciones, por su asociación con ambientes más tradicionales, pero que consigue que modernidad e historia se den la mano en una edificación de corte minimalista, que se integra dentro de la propia ciudad.
Hecha de formas curvas y ondas sinuosas que otorgan vida propia al conjunto y con la madera como principal protagonista, Setas de Sevilla cuenta con cinco niveles que albergan un museo, tiendas, zona de restauración y un mirador desde donde pueden verse las deslumbrantes vistas de la ciudad del Guadalquivir.